Juegos de mesa, diversiones y pasatiempos en el antiguo Egipto

2023-03-08 14:40:15 By : Mr. YXH Packaging

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Vida cotidiana en el país del Nilo

Escena familiar en la tumba del alto funcionario Inhirkha.

Actualizado a 08 de febrero de 2023 · 15:14 · Lectura:

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Los antiguos egipcios sabían divertirse. Así lo indican las escenas vivamente pintadas en las paredes de las tumbas y en numerosos papiros, o los objetos encontrados en los ajuares funerarios. Así, entre los pasatiempos favoritos de reyes y nobles así representados figuran, desde la época predinástica, la caza y la pesca, como nos muestra la Paleta de los cazadores, conservada en el Museo Británico (3500 a.C.).

De hecho, durante siglos, los egipcios practicaron la caza a pie, hasta que ya en el Reino Nuevo (en tiempos de la dinastía XVIII, hacia 1500 a.C.) se introdujo la monta del caballo y el carro. Durante los momentos de reposo eran frecuentes las fiestas y banquetes, en los que participaban también las esposas y los hijos, y que solían amenizarse con música, danza y bebidas como la cerveza.

Nebamón caza en los marjales acompañado de su familia. Dinastía XVIII. Museo Británico, Londres.

También para las clases sociales más bajas, las relaciones familiares y sociales eran importantes. Era habitual reunirse en torno a un anciano venerable para escuchar sus cuentos y fábulas, una costumbre que pervive entre los campesinos egipcios aún en la actualidad.

El mejor indicativo del grado de sofisticación que alcanzó la sociedad egipcia en la organización del tiempo libre lo encontramos tal vez en los juegos de mesa (de azar o de estrategia), cuyos primeros testimonios se hallan ya en tumbas predinásticas. Existía un gran número de estos juegos. Uno de los más conocidos es el senet, lejano antecedente del juego de damas o del ajedrez. Con el transcurso de los siglos, el senet (palabra que significa "pasar") llegó a formar parte del complejo ritual religioso del pueblo egipcio, lo que explica que se represente con frecuencia en paredes de tumbas y en papiros del Libro de los muertos.

Los primeros testimonios de juegos de mesa (de azar o de estrategia) se hallan ya en tumbas predinásticas.

Tablero de senet procedente de la tumba de Taia. Dinastía XVIII. MET, Nueva York.

En cambio, los dados son más tardíos, ya que no llegaron a Egipto hasta el período griego o ptolemaico, ya en el siglo IV a.C. Hasta entonces parece ser que se utilizaban con el mismo fin unos palos o bastones de madera, de unos pocos centímetros de largo, redondeados por un lado y planos por el otro. Los arrojaban sobre una superficie y el valor dependía del lado sobre el que caían.

Otro juego tan antiguo como el senet es el juego de la serpiente, denominado meben, cuyo tablero representa una serpiente enroscada sobre sí misma, con la cabeza en el centro y el cuerpo dividido en casillas. Según se ha podido comprobar en distintas tumbas de la dinastía I (h. 3000 a.C.), como la del visir Hemaka, las piezas con las que se jugaba en este tablero eran tres leones, tres leonas y diversas bolitas blancas y rojas.

En las mismas tumbas se han encontrado otras piezas de marfil que debieron formar parte de algunos otros juegos. Entre ellas se cuentan una especie de casitas con el tejado puntiagudo, unos elementos parecidos al rey y a la torre del ajedrez, y unos "peones" cilíndricos, con el extremo superior redondeado de manera parecida a un botón.

Se han encontrado piezas de marfil en forma de casitas, elementos parecidos al rey y a la torre del ajedrez.

Tablero y fichas para el juego conocido como "perros y chacales". Dinastía XII. MET, Nueva York.

Se desconocen las reglas de todos estos juegos, y también se ignora si se trataba de juegos de azar o si se exigían técnicas de estrategia. Las piezas de los distintos jugadores se distinguirían por el tamaño o la forma. Cerca de Giza, en Abusir, en recientes excavaciones, se han encontrado diversos tableros en la mastaba del noble Ptashepses. En los complejos funerarios del rey Neferefre y la reina Khentkaus, todos ellos de la dinastía V (h. 2400 a.C.), se han hallado asimismo importantes cantidades de piezas y fichas.

Otro juego del que se han encontrado restos en una tumba protohistórica recuerda vagamente al billar. Consistía en empujar una bola, hacerla pasar bajo un pequeño aro de piedra y golpear con ella otro grupo de bolas. En este caso estaríamos ante un juego de habilidad y destreza. Por otra parte, un juego más moderno que los mencionados es el taw, que popularizaron los hicsos, pueblo invasor de origen asiático del Segundo Período Intermedio (h. 1600 a.C.). Se desarrollaba sobre un tablero de 20 casillas repartidas en tres filas de 4, 12 y 4. Tanto en este como en los demás juegos citados participaban dos personas, excepto en el de la serpiente, en el que podían intervenir hasta seis jugadores.

Otra de las características del pueblo egipcio era su preocupación por la infancia y el cuidado de los padres en lo relativo a la alimentación, la salud y la educación de sus hijos. Numerosas pinturas nos muestran simpáticas escenas de vida familiar al aire libre, tanto de familias nobles como de artesanos y campesinos, en las que no faltan los ñiños correteando entre las piernas de sus mayores o practicando sus propios juegos.

Como en todas las culturas antiguas, los niños egipcios entraban en el mundo adulto a temprana edad. Entre los niños nobles, la asistencia a la escuela exigía esfuerzo y disciplina, mientras que en las clases populares tanto los niños como las niñas debían aprender los oficios y tareas de los padres y ayudar en los trabajos del hogar y del campo. Aun así, también disfrutaban del ocio y la distracción como sus mayores, añadiendo su propia y eterna capacidad de barullo y diversión: canciones de corro y danzas para las niñas, y carreras, saltos y juegos de competición y lucha para los niños.

Las niñas cantaban y danzaban en corro, y los niños corrían, saltaban y practicaban juegos de competición y lucha.

Pelea con palos y escenas de lucha en una tumba egipcia.

Modernos egiptólogos egipcios han reconocido en representaciones de juegos infantiles un juego al que todavía jugaban en su infancia, el "cabrito al suelo". Los niños se dividen en dos bandos: unos se sientan en el suelo y los otros deben saltar por encima de ellos, evitando que los que están en el suelo les derriben, es decir, que "derriben al cabrito". Por su parte, las niñas jugaban, entre otros, a juegos de corro. El más familiar es aquel en que las niñas ponen sus pies en el centro del corro, estiran los brazos y todo el cuerpo hacia atrás, y empiezan a dar vueltas cada vez más deprisa. También resulta familiar la imagen de dos niñas subidas a lomos de otras dos arrojándose una pelota.

Aquí debemos mencionar los juguetes de siempre: pelotas, muñecas y animalitos. Las pelotas podían ser de cuero, papiro, tela o arcilla. Estas últimas, además, solían estar rellenas de bolitas, también de arcilla, de modo que sonaban al ser lanzadas. Las muñecas y los animales, como gatos o perros, solían ser de madera y a menudo articulados, de modo que tirando de un cordel podían abrir la boca o mover brazos y piernas. Ya durante el período ptolemaico aparecieron los caballitos de madera con ruedas para ser arrastrados. Desde luego, no parece que sea mucho lo que separa nuestra infancia de la de los pequeños egipcios...

Los complejos religiosos más importantes de Egipto, como Karnak, Heliópolis o Abydos, atesoraron grandes riquezas gracias al comercio, a las donaciones reales y al trabajo de miles de obreros y campesinos que trabajaron sus tierras. De hecho, fueron los grandes motores económicos del país, y en algunas ocasiones sus responsables, los sumos sacerdotes, llegaron a ostentar más poder que el propio faraón.

Un equipo de arqueólogos egipcios descubrió el pasado mayo en la necrópolis de Saqqara un ejemplar del Libro de los muertos en excelente estado de conservación. Ahora, tras un minucioso estudio y restauración ha sido expuesto al público en el Museo Egipcio de El Cairo.

Después de la batalla de Qadesh, el faraón Ramsés II y el rey hitita Hattusili III firmaron un acuerdo de paz que hoy en día está considerado el primero de la historia del que se tienen registros.

Costumbres de la Antigüedad

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